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Enrique Metinides,

de lo macabro a lo estético.

La tarde del 22 de junio, como parte del programa especial “Ven a tomar el café con”, el Museo de Arte Moderno tuvo la presencia del fotoperiodista que ha retratado la nota policiaca de la ciudad de México; Enrique Metinides, quien fue entrevistado por José Luis Martínez S. director del suplemento cultural Laberinto de el periódico Milenio.

Creador de las claves de intercomunicación radial con las que actualmente se comunican las ambulancias, el fotoperiodista Enrique Metinides comenzó el oficio fotográfico a los 10 años, cuando su padre le obsequió su primera cámara fotográfica. Su fascinación por fotografiar los autos chocados lo llevó a que, a la edad de 12 años se publicara su primera foto en el periódico La Prensa y, desde entonces gran parte de su carrera tiene que ver con lo urbano y la muerte inesperada, pero con una estética en particular. El inclinación por las imágenes negras nace de su gusto por el cine policiaco.

En 1972 el periódico  transita a imprimirse a colores, a lo que su director le solicitó que en las fotografías no apareciera alguna gota de sangre. El ingenio de Metinides, plasmaba todo un contexto, en el cual figuraba el lugar de los hechos, el público y la persona afectada; como parte de su trabajo, obtenía fotografías en vida de los difuntos, que se agregaban a las notas periodísticas, sin olvidar el trabajo del retoque en el laboratorio fotográfico.

Las anécdotas sobre sus imágenes son incontables; sin embargo, el fotoperiodista compartió la historia de quizá su foto más famosa, hecha en 1979, donde una mujer de nombre Adela Legorreta es atropellada por un Datsun, en la que no se muestra el horror del suceso, sino, parece la escena de una película de acción.  

Por Libertad.

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Foto: Haydee García.

“Esta mujer era periodista y ese día iba a presentar a la prensa un nuevo libro, en la mañana se maquilló, se arregló las uñas, se fue a la peluquería, se vistió muy elegantemente y ya tenía la cita en la tarde con los reporteros, y cuando se iba quiso comunicarse con su hermana, que vivía a dos cuadras porque la iba a acompañar, y como coincidencia el teléfono se descompuso. Se fue caminado de Florencia pasó Avenida Chapultepec, llegó a la calle de Monterrey y le avisó a su hermana –prepárate porque ya viene el coche por nosotras- y cuando regresa, cruza Monterrey para Florencia y la Avenida Chapultepec, iba caminando con otros peatones y un chamaco que iba manejando un carro, se cruza el alto, le pega al coche, la atropella y la arrastra hasta un poste de semáforo. Murió del golpe pero estaba tan impresionada que estaba con los ojos abiertos, muy elegantemente, tenía hasta pulseras muy finas y esa fotografía les llamó mucho la atención , porque no parece una persona que murió en el accidente”, dijo.

 

El periodismo se hacía de diferente manera, en el proceso de trabajo había quien se especializaba en los encabezados, pies de foto y redactores o los reporteros, era un trabajo muy artesanal porque las fotos se retocaban en un departamento de arte. La relación que existía entre Metinides y la policía, tenía trascendencia. El fotógrafo compartía las imágenes, de tal forma que ayudaran al avance de las investigaciones.

 

Lo que hace auténtico el trabajo del fotoperiodista retirado, es que hace fotografías de momentos impactantes, en las que convierte lo horroroso en una composición y armonía estética moderada. En tanto que mantiene un pacto con la realidad y con la cotidianidad de actos sociales de la inmiscuida ciudad de México. Su trabajado ha llegado a exhibirse en Londres, Dinamarca, Colombia, Francia, New York y Alemania.

Foto Enrique Metinides.

 

 

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