Y es que, El Pinacate y El Gran Desierto no sólo nos ofrecen una vista excepcionalmente única, sino que dentro de lo que le da vida, se encuentran 41 especies de mamíferos nativos y 5 más que se han sido adoptados por el ecosistema, 237 aves migratorias, 45 especies de reptiles y 4 de anfibios y 2 especies de peces y dos más introducidas.
La flora que viste al Gran Desierto, se concentra en 540 especies; entre las más pobladas están sahuaros, choyas, ocotillos, la lila del desierto, mal de ojo y la rosa del desierto.
Pero eso no es todo, también es una zona de suma importancia en cuanto a vestigios culturales, puesto que se han encontrado desde geoglifos hasta petroglifos de formas geométricas, zoomorfas y antropomorfas, lo cual, resalta la importancia de estudios arqueológicos en el lugar.
aracterizado por sus contrastes de colores y formas naturales; sus dunas que llegan a elevarse hasta 200 metros extendidas hasta el estado de Arizona y por sus estéticos y colosales cráteres volcánicos, el Comité del Patrimonio Mundial, ubicado en la capital de Camboya, declara Patrimonio Mundial a la Reserva Protegida de la Biosfera sonorense.
Ambiental
Con una altitud de 1,200 msnm, una superficie de 714,556.5 hectáreas que cubren a los municipios de Puerto Peñasco, San Luis Río Colorado y Plutarco Elías Calles, en el estado de Sonora, lugar donde se encuentra la Reserva Protegida de la Biosfera El Pinacate; el cual, es hoy Patrimonio Mundial aunado al Gran Desierto Altar.
De acuerdo con la UNESCO, “al este, el escudo del volcán inactivo El Pinacate, formado por pavimentos desérticos y corrientes de lavas negras y rojas; y al oeste, el Gran Desierto de Altar con sus dunas vivas de formas variadas que llegan a alcanzar una altura de 200 metros. El paisaje del sitio ofrece un espectacular contraste entre las formaciones de dunas lineales, parabólicas y estrelladas, y una serie de macizos graníticos de hasta 650 metros de altura que emergen como islas del mar de arena circundante.”
México tiene en sus manos una belleza ambiental y de ecosistemas que no es vista en otros países; es por ello, que tener tierras mexicanas declaradas como Patrimonio Mundial es fuente de orgullo para nosotros.
Sin embrago, es necesario poner en praxis el cuidado del bienestar de nuestras áreas naturales, no sólo de aquellas que se caracterizan por su magnificencia y punto fuerte de turismo, sino de toda aquella que nos brinde un equilibrio de bienestar por muy pequeñas que sean; es decir, desde un parque urbano hasta las arbolados más arboledas más extensas.
La última vez que a México se le consideró dentro del Patrimonio Mundial fue en el año 2010 con el Camino Real de Tierra Adentro y las Cuevas Prehistóricas de Yagul y Milta en Oaxaca, pero en la categoría de Patrimonio Cultural.
Patrimonio Mundial: el Pinacate y Gran Desierto Altar
Nuestro país es uno de los más ricos en cuanto a ecosistemas naturales, dentro de los próximos años cualquiera de nuestras zonas puede volver a ser considerado por el Comité, evitemos su extinción por la mancha urbana aunada a los diversos tipos de contaminación pues es un bien común para todos y por igual.