Contra Coelho.
Empezar, por ejemplo, citando a José Emilio Pacheco como un claro parapeto para separar a los lectores de Coelho de su literatura, dice Pacheco en El principio del placer: “Me he reído un poco de sus gustos. Hago mal pues qué culpa tiene ella si no le han enseñado otra cosa.” Luego de esta pequeña justificación hecha meramente por cuestiones profesionales nos dirigimos al meollo del ausunto ¿por qué la gente lee a Coelho?
Hace poco platicaba con una amiga sobre la importancia de leer a Coelho en la adolescencia, ella en seguida lo tomó como una broma y mencionó: es importante leer a Coelho para entender que existe literatura buena y mala, con esta sentencia empezaremos el –pronosticado– debate de la semana.
Se deben muy en cuenta las exigencias que una lectura de este tipo presenta al lector: Paulo Coelho, un híbrido de literatura light y autoayuda, hijo pródigo de Dan Brown y Carlos Cuauhtémoc Sánchez; Coelho resulta un mesías con frases masticadas y llenas de pretensiones literarias, empero, no se trata de hacer alarde de mi esnobismo y hacer una crítica sobre la base de la teoría literaria, se trata más bien de presentar la obra de Coelho y decidir si es literatura per se o necesita de otras cualidades.
Paulo Coelho es de los escritores más reconocidos en la actualidad, y sobre todo, de los más vendidos, eso debemos de aceptarlo y reconocerlo, porque a final de cuentas todo escritor quiere ser leído y qué mejor que recibir dinero por escribir, el sueño de muchos; pero de eso no se trata la literatura, la literatura se trata de fondo y forma, cualidades que la obra de Coelho no posee, y peor aún, la gente no conoce.
Por Juan Pablo Vázquez.
Pero no satanicemos a los lectores de Coelho, ellos no tienen la culpa –del todo–, la culpa es quizá de los precarios y positivistas sistemas de educación, en donde se basa todo en la razón y la utilidad de los conocimientos, se establece una relación patriarcal entre conocimiento y praxis, aunado a esto, el increíble plan de estudios de Literatura en educación media y superior, ¿a quién le va a interesar leer a Góngora o a Quevedo a sus 14 años? Se debe tomar consciencia de los intereses literarios de los jóvenes e irlos acercando de la mano.
Exhorto a los lectores orgullosos de Coelho a cambiar de perspectiva, no por leer esto, sino por leer a otros autores, podría hacer una lista de aquellos autores que recomiendo para salir de ese abismo literario pero sería una muestra más del esnobismo imperante en mis palabras.